sábado, 19 de diciembre de 2009

Viaje al Norte - Dia 12 - Iruya

Las intenciones de este día eran levantarse temprano.... bueno... eso no paso; asique no pudimos ir a San Isidro como teníamos planeado. Después de muchos días de andar en grupo, sin embargo, con Ari decidimos emprender camino al pueblo perdido en la montaña y ver si podíamos volver en el día; era bordeando un río en principio; bastante largo; y después había que subir. Tampoco nunca llegamos; pero nos fuimos cruzando gente, y dos personajes; los únicos totalmente olvidables del norte, dos platenses bananas, que caminaban con un trípode por la vida; y claro, ellos con el trípode y yo con mi cámara; la gente ya se imaginaba que estabamos haciendo una producción. Bueno; claro que no, el trípode de ellos no tenía razón de ser porque tenían una camarita minúscula; creo que lo usaban más de bastón o para lucirlo que con un criterio real. Caminamos un poco con ellos hasta que finalmente logramos despegarnos; y ya muy cansadas y viendo que no llegabamos a San Isidro; elegimos actividad de lagarto; elegir una piedra y tirarnos al Sol a charlar. Charlamos de muchas cosas; del pasado; del amor; de nosotras, un rato laaaargo hasta que recuperamos fuerzas y todo se empezo a nublar con ánimos de llover. Ahí emprendimos de nuevo el camino hacia Iruya a encontrarnos con nuestran tan querida familia que habíamos abandonado por unas horas. Estaban todos comiendo empanadas que hacía la señora de Celestino; asique le encargamos nosotras también para cenar; y esa noche tuvimos nuestra buena y última dosis de las empanadas salteñas, riquísimas por cierto. Y mismo que todas las noches, podridito, cabe destacar que esa noche la pacha tenía MUCHA sed y el piso quedo hecho un ASCO; pero ya que daba verguenza; noche tranquila; al otro dia nos ibamos de Iruya y el primero de nosotros abandonaba el buque, Rob había decidido no cruzar a Bolivia y se volvía al otro día; y Mami y Sherpa iban para Humahuaca antes que para la Quiaca donde ibamos el resto. Asique fue una noche especial; la primera en la que nos empezamos a despedir; cosa que hicimos más de la mitad del viaje porque viajabamos con la separación latente; y en mi caso; las ganas de estar juntos mucho más. Este post es corto; parece que los posts cada vez se acortan más; es que en algún momento del viaje empezamos a vivir otras cosas más personales que no van acá, como esa charla con Ari; como esa mañana en Iruya, cosas para mi corazón; pero no para mi diario de viajera jaja; y como también dije; el ritmo adentro de nosotros era otro; y eso hace que pasen otras cosas...

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